domingo, 19 de febrero de 2023

Un matrimonio feliz

Un matrimonio feliz

     Un matrimonio muy bien avenido vivía feliz y contento, cuando un mal día la mujer muere en un accidente de tráfico. La mujer se encuentra de buenas a primeras a la entrada del Paraíso donde San Pedro, sentado en una silla y fumándose un puro, jugueteaba con las llaves.
—Hola —le dice—. ¿Cómo te has portado en tu vida terrenal?
—Yo creo que bien —responde la mujer—. Vamos, que he hecho lo que he podido.
—Eso está bien. La buena intención es lo que cuenta.
—Dime una cosa: ¿tú qué haces ahí sentado?
—Soy el guardián de las llaves del Paraíso. Decido quién entra y quién no.
—¿Y qué hay que hacer para entrar?
—En tu caso, y dado que te has portado bien en la medida de tus posibilidades, es muy fácil. Sólo tienes que deletrear la palabra AMOR.
—A-M-O-R —deletrea la mujer.
—Perfecto. Ya puedes entrar.
     La mujer entra y se lo pasa pipa dentro del Paraíso, donde había de todo, hasta máquinas de café.
     Tiempo después el marido también fallece en accidente de tráfico y de pronto se ve teletransportado a las puertas del Paraíso.      Allí se encuentra con su mujer, que había salido un momento a tomar el fresco.
—Vaya, qué sorpresa —dice el marido—. ¿Qué haces tú aquí?
—Ya ves, deambulando por el paraíso. Y tú, ¿cómo te las apañaste todos estos años sin mí?
—¡Ah, si supieras! Al principio sufrí mucho tu pérdida y te estuve llorando como cosa de semana y media. Pero enseguida me repuse. Casualmente me tocó la lotería y me volví rico de golpe. Me compré una villa a orillas de una playa tropical, un yate, una docena de coches deportivos que no cabían por la calle, y cada noche me traía una chica diferente a casa. Qué vida me he pegado, tú.
—Ya veo.
—Pero, dime una cosa: ¿hay algún truco para entrar en el Paraíso?
—Oh, sí, hay uno.
—¿Y cuál es?
—Sólo tienes que deletrear una palabra muy sencilla.
—¿Y qué palabra es esa?
—¡¡¡SCHWARZENEGGER!!!





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