domingo, 19 de febrero de 2023

Los aspirantes

Los aspirantes

     Un día la CIA se encontró con escasez de personal y realizaron una convocatoria para contratar a un asesino a sueldo. Se presentaron tres aspirantes: dos hombres y una mujer. Deciden realizarles una prueba práctica. Le dicen al primer hombre:
—Tras esa puerta se encuentra su mujer atada a una silla. Coja esta pistola, entre y mátela.
     El hombre coge la pistola, dubitativo, se acerca a la puerta, la abre, y al ver dentro a su mujer atada a una silla, se da la vuelta y les dice, apenado:
—No. Me están pidiendo demasiado. Renuncio al puesto.
—No pasa nada. Otra vez será —le contestan.
     El segundo hombre se muestra algo más decidido. Coge la pistola, se mete dentro de la habitación y cierra la puerta. Al cabo de un momento sale, llorando a lágrima viva.
—Yo no puedo hacer una cosa así —dice, sonándose la nariz con un pañuelo—. Les aseguro que lo he intentado, pero creo que me he equivocado de profesión. No valgo para esto.
—No se preocupe —le contestan—. Ya le llamaremos para otra cosa.
     Le toca el turno a la mujer. Agarra la pistola como si hubiera nacido con una de ellas en la mano, entra en la habitación y cierra de un portazo. Se escuchan seis disparos y a renglón seguido un estruendo infernal. Los encargados de la CIA se miran entre ellos con sorpresa.
     La puerta se abre y aparece en el umbral la mujer, empapada en sudor y con cara de mala leche.
—Podían haberme advertido ustedes que las balas eran de fogueo, porque lo he tenido que matar a silletazos.





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