Un hombre ya mayor
acude a la consulta del médico.
—Verá doctor, tengo un
problema.
—Ya me lo imagino, si
no, no vendría usted a verme. ¿Qué problema es ese?
—Pues no sé cómo
decírselo, pero el caso es que ya no funciono con la parienta.
—Entiendo. Mire, le
voy dar una pastillita, pero sólo funciona una vez. Usted se la toma, silba una
vez y se le levanta. Silba dos veces, y se le baja. ¿Lo ha comprendido?
—Sí, doctor. Gracias.
El hombre se va a su
casa tan contento. Por el camino se toma la pastilla, y nada más entrar por la
puerta, silba una vez:
—¡Fiúú!
Se baja los pantalones y le dice a su mujer:
—Anastasia: ¡Mira!
Y Anastasia
—¡Fiúú! ¡Fiúú!
***
Otro hombre va a ver
al médico.
—Doctor, estoy muy
preocupado. De un tiempo a esta parte no hago más que ver elefantes azules por todos lados.
—¿Ha visto usted a un
psicólogo?
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